jueves, 17 de febrero de 2011

Batalla de Carabobo

Batalla de Carabobo
Acción bélica librada cerca de la ciudad de Valencia, el 24 de junio de 1821, entre el ejército realista a cargo del mariscal de campo Miguel de la Torre y el republicano comandado por el general en jefe Simón Bolívar. La victoria lograda por este último, resultó decisiva para la liberación de Caracas y el territorio venezolano, hecho que se logrará de manera definitiva en 1823 con la Batalla Naval del Lago de Maracaibo y la toma de las fortalezas de Puerto Cabello.
Previo al combate, Miguel de la Torre distribuyó sus fuerzas de manera tal que cubrieran por el oeste el camino de San Carlos, y por sur el de El Pao. La primera línea defensiva fue confiada a la Primera División dirigida por el teniente coronel Tomás García, la cual se organizó en tres batallones principales. El batallón del Valencey a cargo del teniente coronel Andrés Riesco, ocupó la parte sur del camino; a su derecha se situó el batallón ligero del Hostalrich comandado por el teniente coronel Francisco Illas, en columna de marcha detrás de las anteriores. Además de esto, dos piezas de artillería fueron colocadas en una pequeña altura, delante de la línea formada por Valancey y Barbastro. La Posición correspondiente a la vía de El Pao fue ocupada por la División de Vanguardia liderada por el brigadier Francisco Tomás Morales, quien contaba con dos batallones principales y uno de reserva. Primero tomó posiciones el batallón ligero del Infante, a cargo del teniente coronel Simón Sicilia; e inmediatamente detrás de esta unidad se situó el batallón ligero del Príncipe. La reserva quedó integrada por el segundo batallón del Burgos, bajo la jefatura del teniente coronel Joaquín Dalmar, quien disponía de cuatro regimientos de caballería. En cuanto al cuartel general, el mismo quedó establecido cerca del batallón Burgos.
Uniforme usado en la batalla de Carabobo

A tempranas horas del 24 de junio, desde las alturas de Buenavista, elLibertador hizo un reconocimiento de la posición realista y llegó a la conclusión de que ésta era inexpugnable por el frente y por el sur. En consecuencia, ordenó que las divisiones modificaran su marcha por la izquierda y se dirigieran al flanco derecho realista, el cual estaba descubierto; es decir, Bolívar concibió una maniobra tendiente a desbordar el ala derecha enemiga, operación ejecutada por las divisiones de Páez y Cedeño, en tanto que la división Plaza seguía por el camino hacia el centro de la posición defensiva. Al darse cuenta la Torre de la maniobra de los republicanos, ordenó al batallón Burgos que marchase al norte a ocupar la altura hacia la cual se dirigían las divisiones de Bolívar. Al llegar el Burgos al área indicada, abrió fuego contra el batallón Bravos de Apure, cabeza de la primera división, el cual después de cruzar el riachuelo de Carabobo, trataba de escalar la pendiente que lo llevaría a la parte plana de la sabana. Tan violento fue el contraataque del Burgos, que el Bravos de Apure tuvo que replegarse por dos veces. La situación cambió cuando una unidad que lo seguía, el batallón Cazadores Británicos, se enfrentó al Burgos y lo obligó a retroceder. Por su parte, los batallones Infante y Hostalrich, entraron en auxilio del Burgos, pero reorganizado el Bravos de Apure, se unió al Cazadores Británicos para reanudar el ataque, ayudado por dos compañías del batallón Tiradores. Para detener el repliegue de las unidades realistas que había producido la operación patriota, Torre envió los batallones Príncipe, Barbastro e Infante, los que lograron sostener la línea de combate, pero sólo por breve tiempo, pues el grueso de la caballería de la primera división del ejército republicano entró por el norte de la sabana. Con el fin de hacer frente a este nuevo ataque, la Torre ordenó al regimiento Húsares de Fernando VII que cargase contra la caballería patriota, pero esta unidad se retiró después de disparar sus carabinas.
Finalmente, atacados de frente por la infantería y por la derecha por la caballería, los batallones realistas optaron por la retirada. Como último recurso, la Torre le ordenó al regimiento de los Lanceros del Rey que atacara a la caballería patriota, pero esta unidad no sólo desobedeció la orden, sino que huyó ante la embestida de las fuerzas republicanas. Al entrar la batalla en su fase final, los patriotas iniciaron una tenaz persecución del ejército español, la cual fue llevada a cabo hasta Valencia. De los 4.279 efectivos que participaron en la batalla de Carabobo, los realistas perdieron dos oficiales superiores, 120 subalternos y 2.786 soldados. Por su parte, las bajas de los republicanos también fueron cuantiosas. El resto del ejército realista terminó refugiándose en Puerto Cabello.
Monumento a la batalla de Carabobo
Monumento conmemorativo de la batalla de Carabobo

Batalla De Carabobo

    Carabobo no es sólo una batalla sino, ante todo una campaña, una expresión de unidad, estrategia, organización. Para el 28 de abril de 1821 el ejército patriota estaba bien organizado. Este día salieron todas las divisiones desde sus respectivos puntos de partida, menos la división de Páez, quien salió de Achaguas el 10 de mayo. Todos debían concentrarse en San Carlos.

   Urdaneta sale de Maracaibo vía Coro y Carora, donde debe quedarse por enfermedad; Bolívar inicia la marcha en Barinas con dirección a Guanare y San Carlos; Páez salió de Achaguas, y tras una Penosísima marcha al mando de 2.500 hombres y conduciendo 2.000 caballos de reserva y 4.000 novillos para el abastecimiento del ejército, llegó a San Carlos el 4 de junio.

   A Cruz Carrillo le correspondió una misión muy importante, la diversión en Occidente, de manera que siguió la ruta Trujillo-Carache-El Tocuyo-Quíbor-Barquisimeto. Su tarea era sólo la de impedir que las tropas realistas concurrieran a auxiliar a los suyos. Igual misión tuvo Bermúdez, quien salió de Barcelona también con el propósito de distraer a los realistas de Caracas. Presentó batalla en El Calvario, y aunque fue derrotado, sirvió para lo que se quería, es decir, evitar la reunión de la gran masa del ejército realista en Carabobo.

    El domingo 24 de junio de1821 se enfrentaron, a las 12 del mediodía, 4.079 realistas contra 6.500 patriotas. Apenas la mitad, aproximadamente, de los efectivos pudo participar en la batalla, que culminó en cuestión de una hora. La división de Páez fue prácticamente la única que intervino, con sus llaneros y la Legión Británica. Plaza y Cedeño murieron por impetuosidad, cuando ya la batalla estaba decidida.

   Bolívar dirigió el ejército patriota y Miguel de La Torre el realista. Fue tan contundente la hazaña de Páez, que el Libertador lo ascendió a General en Jefe en el mismo campo de batalla.

    La batalla de Carabobo aseguró la independencia de Venezuela, si bien hubo que esperar hasta el 24 de julio de 1823 para rubricarla definitivamente con la batalla naval del Lago de Maracaibo. El último reducto de los realistas, el castillo de Puerto Cabello, cayó bajo las armas de José Antonio Páez.


PARTE DE LA BATALLA DE CARABOBO


    Al Excelentísimo señor Vicepresidente de Colombia.

   Ayer se ha confirmado con una espléndida victoria el nacimiento político de la República de Colombia.

   Reunidas las divisiones del Ejército Libertador en los campos de Tinaquillo el 23, marchamos ayer por la mañana sobre el Cuartel General enemigo situado en Carabobo, en el orden siguiente: La primera división, compuesta del bravo batallón Británico, del Bravo de Apure y 1.500 caballos a las órdenes del señor general Páez. La segunda, compuesta de la segunda brigada de La Guardia con los batallones Tiradores, Boyacá y Vargas, y el Escuadrón Sagrado que manda el impertérrito coronel Aramendi a las órdenes del señor general Cedeño. La tercera, compuesta de la primera brigada de La Guardia con los batallones Rifles, Granaderos, Vencedor de Boyacá, Anzoátegui y el regimiento de caballería del intrépido coronel Rondón, a las órdenes del señor coronel Plaza.

   Nuestra marcha por los montes y desfiladeros que nos separaban del campo enemigo fue rápida y ordenada. A las 11 de la mañana desfilamos por nuestra izquierda al frente del ejército enemigo bajo sus fuegos; atravesamos un riachuelo, que sólo daba frente para un hombre, a presencia de un ejército que bien colocado en una altura inaccesible y plana, nos dominaba y nos cruzaba con todos sus fuegos.

    EL bizarro general Páez a la cabeza de los dos batallones de su división y del regimiento de caballería del valiente coronel Muñoz, marchó con tal intrepidez sobre la derecha del enemigo que en media hora todo él fue envuelto y cortado. Nada hará jamás bastante honor al valor de estas tropas. El batallón Británico mandado por el benemérito coronel Farriar pudo aún distinguirse entre tantos valientes y tuvo una gran pérdida de oficiales.

    La conducta del general Páez en la última y en la más gloriosa victoria de Colombia lo ha hecho acreedor al último rango en la milicia, y yo, en nombre del Congreso, le he ofrecido en el campo de batalla el empleo de General en Jefe de ejército.

    De la segunda división no entró en acción más que una parte del batallón de Tiradores de La Guardia que manda el benemérito comandante Heras . Pero su general, desesperado de no poder entrar en la batalla con toda su división por los obstáculos del terreno, dio solo contra una masa de infantería y murió en medio de ella del modo heroico que merecía terminar la noble carrera del bravo de los bravos de Colombia. La República ha perdido en el general Cedeño un grande apoyo en paz o en guerra; ninguno más valiente que él, ninguno más obediente al Gobierno. Yo recomiendo las cenizas de este General al Congreso Soberano para que se le tributen los honores de un triunfo solemne. Igual dolor sufre la República con la muerte del intrepidísimo coronel Plaza que, lleno de un entusiasmo sin ejemplo, se precipitó sobre un batallón enemigo a rendirlo. El coronel Plaza es acreedor a las lágrimas de Colombia y a que el Congreso le conceda los honores de un heroísmo eminente.

    Disperso el ejército enemigo, el ardor de nuestros jefes y oficiales en perseguirlo fue tal que tuvimos una gran pérdida en esta alta clase del ejército. El boletín dará el nombre de estos ilustres.

    El ejército español pasaba de seis mil hombres, compuesto de todo lo mejor de las expediciones pacificadoras. Este ejército ha dejado de serlo. Cuatrocientos hombres habrán entrado hoy a Puerto Cabello.

    El Ejército Libertador tenía igual fuerza que el enemigo, pero no más que una quinta parte de él ha decidido la batalla. Nuestra pérdida no es sino dolorosa: apenas 200 muertos y heridos.

    El coronel Rangel, que hizo como siempre prodigios, ha marchado hoy a establecer la línea contra Puerto Cabello.

   Acepte el Congreso Soberano en nombre de los bravos que tengo la honra de mandar, el homenaje de un ejército rendido, el más grande y más hermoso que ha hecho armas en Colombia en un campo de batalla.

   Tengo el honor de ser con la más alta consideración, de V. E. atento, humilde servidor.

Valencia, 25 de junio de 1821.

Simón Bolívar

domingo, 6 de febrero de 2011

1821 - Campaña de Carabobo

Campaña terrestre decisiva de la Guerra de la Independencia en Venezuela; recibe ese nombre porque culminó con la batalla dada el 24 de junio de 1821 en la sabana de Carabobo. Desde mediados del año anterior el Libertador Simón Bolívar, con la cooperación del general Antonio José de Sucre y de otros oficiales de su Estado Mayor, había empezado a planificar esta campaña, la cual quedó en suspenso cuando se firmaron en noviembre de 1820 los Tratados de Armisticio y de Regularización de la Guerra. A partir de febrero de 1821, se empezaron a deteriorar aquellos tratados, a raíz de la incorporación de Maracaibo, desde enero, a la República; y el plan de campaña fue reactivado en el Estado Mayor General republicano. Al no producirse un acuerdo entre el jefe español Miguel de la Torre y el Libertador sobre el destino de Maracaibo (que el primero pretendía que fuese devuelto a las autoridades realistas) el armisticio fue denunciado antes de expirar, y las operaciones militares debían reiniciarse a fines de abril de 1821.El plan estratégico de Bolívar consistía en concentrar en Araure o en San Carlos a los ejércitos de occidente y del llano y avanzar con esta fuerza unida bajo sus órdenes contra la Torre, al mismo tiempo que el general José Francisco Bermúdez marchaba hacia Caracas desde el oriente. Mientras se cumplía el plazo estipulado para la terminación del armisticio, el general Manuel Cedeño, al frente de sus jinetes, recorría los llanos de Casanare, Apure y Barinas para recoger ganado destinado a la subsistencia del ejército. En los últimos días de abril las divisiones republicanas se pusieron en movimiento hacia sus objetivos. Los cuerpos de la guardia, bajo las órdenes directas de Bolívar, avanzan desde Barinas y Trujillo; un destacamento de la vanguardia al mando del coronel Juan Gómez, se dirige hacia Guanare y bate el 28 de abril a las fuerzas de observación realistas acantonadas en las inmediaciones de Boconó de Barinas. El coronel José de la Cruz Carrillo se dirige a El Tocuyo, en vía hacia Nirgua, para intentar ocupar a San Felipe y amenazar a la guarnición española de Valencia. El coronel Remigio Ramos, que acaba apenas de abandonar las filas realistas para incorporarse a las de la República, actúa en los llanos barineses. Desde Maracaibo, las fuerzas que manda el general Rafael Urdaneta marchan a libertar a Coro, para luego, por Barquisimeto, incorporarse al grueso del ejército.


El mismo día 28 de abril el general Bermúdez emprende la ofensiva hacia Caracas desde Barcelona, y el 1 de mayo cruza al río Unare obligando a retroceder a los destacamentos realistas allí apostados. Entre tanto, en la isla Margarita el general Juan Bautista Arismendi apresta un contingente para cooperar con Bermúdez mediante un desembarco en la costa por la zona de Curiepe. En el alto llano, la caballería del general Pedro Zaraza vigila y hostiliza la división del brigadier Francisco Tomás Morales, acantonada en Calabozo. A comienzos de mayo el general José Antonio Páez se pone en movimiento desde Achaguas, con batallones de infantería y escuadrones de lanceros, conduciendo unos 2.000 caballos de reserva y 4.000 reses para todo el ejército. El 8 de mayo, Bermúdez bate en El Guapo al batallón español Hostalrich, que se retira ordenadamente. El 9, las fuerzas de Urdaneta, a quien se ha unido con su columna el coronel Justo Briceño, ocupan el pueblo de Mitare, en marcha hacia Coro. En el sur, el día 10, el general Páez cruza el río Apure por el paso Enriquero. Más al norte, el coronel Cruz Carrillo avanza ya hacia El Tocuyo, mientras que al oriente de Caracas las fuerzas de Bermúdez descansan esa noche en Panaquire. El día 11 la división de Urdaneta liberta la ciudad de Coro.


El 12, Bermúdez vence en Guatire a 2 batallones realistas, y prosigue su ofensiva hacia Caracas, que liberta el día 14. Entre tanto, en la región centro-occidental, los dragones de la guardia del Libertador, al mando del coronel Ambrosio Plaza, para quien Bolívar ha pedido ya al Congreso el ascenso a general, han entrado en Guanare el día 13. Después de haber restablecido el sistema republicano en Caracas, Bermúdez, el 18 de mayo, abre operaciones hacia los valles de Aragua. Ese mismo día, el ejército que manda en persona Bolívar entra en Ospino, obligando a los realistas que lo ocupaban a retirarse hacia Araure. El 19, Cruz Carrillo entra en El Tocuyo, y despacha al coronel Reyes Vargas hacia San Felipe. El 20, Bermúdez se enfrenta en El Consejo al coronel español Ramón Correa, a quien derrota, libertando luego a La Victoria. Al recibir la Torre la noticia de la toma de Caracas por Bermúdez, decide replegar su ejército desde Araure hacia San Carlos, y ordena a Morales que marche de Calabozo a Caracas para enfrentarse con Bermúdez, al mismo tiempo que envía a uno de sus mejores batallones a los valles de Aragua para reforzar a Correa. Bermúdez se retira ante la superioridad numérica de los realistas y después de haber intentado detenerlos en un combate de montaña en la zona de Las Lajas, ha de abandonar Caracas el 26 de mayo junto con el vicepresidente del departamento de Venezuela, general Carlos Soublette. Pero la diversión militar de Bermúdez, planeada con mucha anterioridad por el Libertador, ha cumplido su objetivo: la Torre se ha retirado, ha dividido sus fuerzas y ha tenido que abandonar el alto llano guariqueño. El territorio dominado por el ejército español se reduce más y más.


La retirada de la Torre de Araure y la de Morales de Calabozo, facilitan la maniobra de concentración de las fuerzas republicanas prevista por Bolívar. Éste entra en Araure el 30 de mayo, y avanza hacia San Carlos, que ocupa el 2 de junio sin combatir, pues los realistas lo evacuan poco antes de su entrada. El Libertador fija San Carlos como el lugar definitivo de concentración de sus fuerzas. Allí llega Páez con su caballería el 7 de junio, y el 11 entra su infantería. Dos días después, el 13, la división de Urdaneta liberta a Barquisimeto. Durante esos días Reyes Vargas ha sido rechazado en San Felipe por los españoles, y Carrillo acude a reforzarlo el 14 de junio. La Torre ha reunido sus tropas en la sabana de Carabobo, incluyendo la caballería de Morales, que ha marchado desde Caracas a reunirse con el general en jefe español. Pero ante la diversión de Cruz Carrillo hacia el Yaracuy, la Torre envía contra él al coronel Juan Tello con 2 batallones, desmembrando así aún más al ejército que puede oponer a Bolívar. El Libertador sabe ya que la batalla decisiva se va a dar en Carabobo. El 13 de junio, desde San Carlos, le ha escrito al vicepresidente de la República, Francisco de Paula Santander: "Espere en la victoria de Carabobo que vamos a dar".


El 16 de junio llega a San Carlos la división del general Urdaneta, pero sin su jefe, que ha quedado enfermo en el camino y por esto no se hallará presente en la batalla. La concentración del ejército republicano de occidente (los Andes y Maracaibo) y del ejército del llano es ya un hecho. Mientras tanto, Bermúdez en la región de Barlovento, con Arismendi y sus margariteños que se le han unido, y Carrillo en el Yaracuy retienen alejados del teatro principal de operaciones a varios batallones realistas. En San Carlos Bolívar organiza a su ejército: vanguardia (Páez), centro (Cedeño), reserva (Plaza) y reanuda la ofensiva. El comandante José Laurencio Silva ocupa Tinaquillo el 19 de junio, tras batir a la guarnición realista. El 20, las fuerzas republicanas dejan atrás El Tinaco. El 23 el Libertador pasa revista a su ejército en la sabana de Taguanes.


Ese mismo día el general Bermúdez intenta una vez más apoderarse de Caracas, pero es derrotado por el coronel José Pereira en las alturas de El Calvario y tiene que replegarse. En la mañana del 24 de junio de 1821, desde las alturas de Buenavista, Bolívar examina con su catalejo de campaña el dispositivo realista en Carabobo, y da sus órdenes. A las 11:00 a.m. empieza la lucha, que durará apenas unas horas pero será dura y sangrienta. Los 2 ejércitos, que cuentan algo más de 6.000 hombres cada uno, combaten con valor. Triunfa el republicano. Los restos del realista se acogen a las fortificaciones de Puerto Cabello. Valencia es libertada de inmediato, y Caracas pocos días después. Puerto Cabello resistirá hasta fines de 1823, pero la causa de la monarquía española está definitivamente perdida en suelo venezolano.